Monday, March 5, 2012

Quién soy…

A partir de los tres meses de edad, toda niña comienza a buscar la mirada del otro (sobre todo la de papá), y será esa mirada la que va a contribuir a formar su autoestima.





Basándose en esa interpretación, irá construyendo su personalidad y se considerará a sí misma valiosa, merecedora de amor, o fastidiosa, responsable del malestar del  otro.



Esa niña irá creciendo  e irá corroborando lo que considera una verdad: Quién es ella.

Como lo expresa Louann  Brizendine : “Si la niña no consigue establecer contacto, se siente fracasada. El entorno del sistema nervioso que una niña absorbe durante los primeros dos años constituye una imagen de la realidad que la afectará el resto de su vida”.

Qué ocurre, entonces, cuando una niña tuvo un papá poco expresivo, malhumorado, que regresaba a casa cansado de trabajar y solo deseaba comer e ir a dormir?; o una mamá que proyectó en ella sus deseos no cumplidos y lo hizo a través de demandas constantes y de invalidación hacia su persona? Cuál será la imagen que esta niña, ya adolescente o adulta, recibirá cuando se mire al espejo?

Seguramente se verá fea, o demasiado gorda o muy delgada… y buscará parejas que refuercen esa imagen: un hombre emocionalmente distante,  poco contenedor, que no la  ”ve”. Tendrá oídos para aquellos que le digan lo que le falta y desestimará las opiniones de quienes le expresen  juicios positivos sobre su personalidad o su cuerpo.

Estará pendiente de lo que los medios de comunicación le vendan mostrándole que con tal o cual producto obtendrá esa imagen, que ella interpreta, tan deseada… para el otro. Y recurrirá a cuanta oferta de salud o belleza haya en el mercado sin obtener resultados;  y esto no significa que muchos de esos productos no sirvan sino que ninguno de ellos logrará lo que sólo ella puede conseguir: Encontrarse a sí misma.

¿Qué hacer frente a esta situación?

Entender que la imagen que ella tiene de sí misma no es la verdad; es una imagen que se fue construyendo a través de su historia y de quienes participaron de ella.

Aceptar que cada una de las personas que fueron partícipes de esa historia hizo lo que pudo, no siempre lo que quiso, y que  repitió, a su vez, un discurso que le fue transferido por su familia.

Perdonar para poder soltar el pasado y comenzar a construir la realidad que hoy desea para ella.

Y como: Lo que es adentro, es afuera y viceversa, sugiero tomar un papel o cartulina, pegar en el medio una foto suya de niña, rodearla con palabras extraídas  de revistas que indiquen solo juicos positivos: hermosa, inteligente, segura, graciosa, delgada (o el adjetivo físico que desee), etc.,etc.
Las palabras formarán un círculo alrededor de su imagen. Agregará luego, también en forma de círculo, imágenes de todo aquello que desea: una casa bella, una pareja, un lugar que quiera visitar, una actividad que desee hacer.

Esta será la manera de mostrarse que hay otro mundo de posibilidades que hoy ella, a partir de elegirlo, puede construir.
Por último, colocará esa imagen en la pared con orientación Sur, en su casa;  cada día se parará frente a ella, y luego de observar las fotos y repetir en voz alta las palabras pegadas,  dirá: Esta soy yo, este es mi mundo!

TU LO CREES… TU LO CREAS.







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