Wednesday, March 28, 2012

Desaparecidos en acción

Marcela y Joaquín hacía tres años que eran novios. El último mes, él se había mostrado distante, disminuyendo sus llamados telefónicos y los encuentros. Cuando ella le pedía alguna explicación le decía que estaba con problemas, que su trabajo lo absorbía mucho…

Una  mañana como tantas, ella lo llama a su celular, Joaquín le dice que está ocupado, ella le reprocha que siempre lo esté, él le contesta que más tarde la llama. Marcela esperó pero él no se comunicó. Ella decidió no molestarlo. Él nunca volvió a aparecer.

Qué ocurre con los hombres que abandonan una relación sin dar una explicación? Podríamos emitir muchos juicios al respecto: se les termina el amor, se enamoran de otra mujer, no pueden comprometerse… y así daríamos  cantidad de opiniones sin saber, a ciencia cierta, qué sucede en cada caso en particular.

Por otro lado, la mujer que es abandonada siente angustia, decepción, tristeza, en algunos casos se preguntará si fue  ella la causante de dicha huída, se reprochará no haber sido más tolerante…  o se enojará diciendo que fue usada, que todos los hombre son iguales y tantas otras evaluaciones que hablan de una realidad que, posiblemente, no exista.

‘’La vida es conflicto, dice el doctor Fernando Callejón.  O lo tiene uno o lo pone el otro. Vivimos en un territorio común y nos relacionamos. Y tal como está planteada la vida actualmente, la convivencia es origen de conflictos”.

Y una de las herramientas que tenemos para abordar esos conflictos es la conversación. Sentarse uno frente al otro para exponer qué nos pasa en relación a la pareja. Y expresarlo no significa acusar al otro. El otro hace lo que hace y yo interpreto lo que interpreto.

Cómo sería esa conversación?

Marcela: - Esto que haces (no llamar, no tener tiempo para la pareja) a mí me hace sentir mal. Quiero saber si tu actitud está relacionada con nosotros o no tiene que ver conmigo.  Joaquín podrá dar una explicación que satisfaga o no Marcela.

Si  ella siente que la respuesta no la convence, o que no acepta lo que está ocurriendo necesitará comprender  que el otro es el otro, que no vino a satisfacer sus necesidades, que, tal vez, no esté lo suficientemente maduro emocionalmente como para comprometerse con una relación.

Y este es el preciso momento donde la mujer puede asumir el rol de psicóloga de su pareja, comprando la historia de la víctima que él le vende o ubicarse en el lugar que le corresponde.

¿Cuál es ese lugar? El de una compañera, una interlocutora válida en una conversación, que escucha pero que también habla de las condiciones de satisfacción que necesita para poder crecer en esa relación. Donde el dar y el recibir sea una danza que bailen  juntos, donde haya acuerdos que podrán revisarse a medida que pase el tiempo, porque somos seres en permanente cambio. Donde se sentirá cuidada y cuidará del otro, sin invadir.

Y si aún eligiendo ella tener  una conversación, el otro decide abandonar la relación, la mujer podrá quedarse angustiada por no haber sido la elegida, pensar que él la usó,  o…

Sentarse en su trono de Reina y encontrarse con su poder, buscando el “para qué” elige un otro que no la reconoce, que no la merece. Quizás sea necesario estar sola por un tiempo, para sanar sus heridas y replantearse su manera de relacionarse con los hombres; y podrá pedir ayuda, no desde la víctima que necesita ser escuchada sino desde la protagonista que está comprometida con su transformación personal.

Hace años, una sabia chaman me dijo:- La mujer debe ser como una leona; echarse en el suelo, dejando que los machos desplieguen sus habilidades para que ella elija con quién quedarse, tomándose todo el tiempo que necesite para hacerlo.

Empieza a trabajar en ti para que la próxima vez que elijas, lo hagas desde un lugar sano… desde la Reina poderosa que habita en ti.



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