Separar hechos de interpretaciones

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Desde que era pequeña recibí, de parte de mi madre y mis abuelos paternos, la información  que el número 13 era signo de buena suerte y que si esa fecha coincidía con un martes o un viernes, ese día algo muy bueno iba a pasar.

Según me contaron, estas eran palabras de mi bisabuelo Blas y que mis abuelos y mis padres siguieron sosteniendo en el tiempo, sin saber  cuál era el fundamento de tal juicio.

Durante mi infancia, una de mis amigas, Rosa, me contó que en su familia tanto el martes 13 como el viernes 13 era considerados  días donde “cosas malas te podían ocurrir”.



Dada esta realidad, tan diferente para ambas, supongamos que me levanto una mañana y veo en el almanaque que es martes 13. Mi amiga, en su casa, comprueba lo mismo que yo.

Salgo, entonces, caminando hacia el colegio cuando, imprevistamente, luego de cruzar una calle, detrás de mí, se produce un  choque. En ese momento digo: - Menos mal que es martes 13, de no ser así, me mata.

Rosa sale de su casa, camino al colegio, y al cruzar la calle, una moto pasa velozmente en contramano. Ella dice: Casi me mata, claro, es martes 13.
Quién de las dos dice la verdad?

Cada vez que estoy frente a una situación, es necesario, separar los hechos observables de las interpretaciones.

¿Cuáles son los hechos observables? Aquellos que todos o una amplia mayoría puede verificar. En este caso:

-    Hoy es martes 13 (podemos comprobarlo en el calendario)
-    Yo camino hacia el colegio. Mi amiga también (varios pueden vernos)
-    Hay un choque
-    Una moto va en contramano.

¿Cuáles son las interpretaciones?:

Yo digo: - Menos mal que es martes 13, de no ser así, me mata.

Mi amiga dice: - Casi me mata, claro, es martes 13.

Si  pusiéramos en práctica este ejercicio (separar los hechos de las interpretaciones) evitaríamos muchos malos entendidos en las relaciones.

Por ejemplo: Pablo no la llama a Sofía por dos días. Ella le envía un email diciéndole: - No me tenés en cuenta.

De esta situación, cuál es el hecho observable: Juan no llamó a María por dos días.

Cuál es la interpretación : No me tiene en cuenta. Y esta es una interpretación que le pertenece a Sofía. Sería más adulto que Sofía, si le interesa, se comunique con Pablo preguntándole el motivo por el que, por dos días, no se comunicó con ella. En ese caso, ella escucharía, de parte de Pablo, lo que ocurrió.

No sabemos cómo las cosas son, solo sabemos cómo las observamos.