Wednesday, April 18, 2012

La ventaja de estar gorda

Carla llegó a la consulta una tarde. Su bello rostro estaba opacado por una tristeza que no podía disimular. Su exceso de peso era evidente. Comenzamos a conversar y  manifestó su necesidad de bajar  los kilos que tenía demás que, a su juicio, eran muchos.

Expresó que nunca se había visto tan gorda. Le pregunté cuánto tiempo hacía que padecía ese sobrepeso, me dijo  5 años, apenas se había separado del que en aquel momento era su esposo.


A través de preguntas, indagué sobre la  historia de su vida, la relación con su familia y su ex pareja; pregunté cuáles eran las desventajas que para ella tenía el hecho de verse de la manera en que se veía. Dijo que no podía mirarse al espejo, que se sentía mal, que no aceptaba esa figura…

Cuando pregunté:- Cuál es la ventaja de tener todos esos kilos demás?... me miró y respondió: - Ninguna…  que ventaja podría tener? Le dije: - Alguna ventaja debe tener para vos, en caso contrario elegirías volver a estar como antes. Proseguí: - Crees que responde a una necesidad de ser aprobada, de controlar con esto algo, o tendrá que ver con el deseo de seguridad, y cuando menciono seguridad me refiero tanto a lo material como  a lo físico.

Se quedó pensando; luego de unos instantes respondió:- Seguridad física, quizás viéndome así no voy a buscar relacionarme con otro hombre.  Para qué no te relacionarías con otro hombre? pregunté; - Para que no me vuelvan a hacer daño, mi ex pareja era un hombre muy agresivo.

Aunque nuestro peso se dispare por un desorden alimenticio, que provoca una respuesta hormonal,  se puede corregir; pero existe un motivo que va más allá de una dieta des balanceada. Es por esto  que, la mayoría de las dietas, no pueden sostenerse en el tiempo. Hay algo escondido detrás de esos kilos demás, emociones profundas que necesitan salir a la luz para ser trabajadas.

No existe una dieta ideal; de hecho, hay muchas que son muy eficaces. Lo que el terapeuta necesita conocer es la historia de esa persona en particular, abordar sus miedos, sus resistencias y aplicar la terapéutica que esa persona necesite.

El miedo aparece cuando interpretamos que una situación nos supera y no tenemos capacidad de respuesta. Carla comenzó a encontrarse con su miedo, a identificarlo. Elaboramos un plan de alimentación que se amoldó a sus necesidades y paralelamente fue adquiriendo herramientas que la fortalecieron interiormente;  con el tiempo, pudo disfrutar del placer de tomar un helado o comer pizza un fin de semana sin que eso le provoque culpa o incida en su peso, porque no lo estaba haciendo como un acto desesperado para defenderse, sino eligiendo desde la libertad que había adquirido.

Nuestra biología no tiene moral, no es ni buena ni mala. En este caso, el cuerpo de Carla al acumular grasa, lo hizo como una respuesta a lo que ella manifestaba  desde sus sentimientos y sensaciones:- Tengo miedo, necesito defenderme. Una vez más, como lo he expresado en otras oportunidades, su biología hizo por ella lo que ella no podía hacer… hasta que aprendió que lo que ella percibía del afuera era una interpretación que le pertenecía y que, si bien la conducta del otro, de los otros, podía ser hostil, la manera en que ella eligiese pararse frente a eso, las herramientas con las que contara para salir de ese espacio de sufrimiento, el poner límites, el no aceptar el maltrato, el reconocerse como un ser digno y merecedor de amor, le permitieron crear una realidad diferente.

No hay depredador externo si no hay uno interno que le de letra.





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