Wednesday, February 22, 2012

La obesidad... ¿es una elección?

Hace un tiempo, tuve oportunidad de ver, por primera vez, un programa en televisión donde un grupo de personas obesas hacia enormes esfuerzos por bajar de peso. Para mi sorpresa, escuché juicios sobre dichas personas, por parte de locutores y organizadores del programa,  que los tildaban de mentirosos, faltos de voluntad y que se boicoteaban en la denodada tarea de “sacarse de encima” esos kilos de más.

Y toda esta puesta en escena,  provocaba en dichas personas un enorme sufrimiento, sintiéndose culpables por no poder, comprándose todos los juicios de imposibilidad que “el tribunal inquisitorio” descargaba sobre ellos.



Considerar el bajar de peso una cuestión de voluntad o de falta de compromiso de parte de la persona que la padece es un tremendo error.
Y si bien este es mi juicio, paso a fundarlo.

“Los instintos biológicos no son controlados por el poder de la voluntad. Intente contener su respiración para ver cuánta de su voluntad puede prolongar su habilidad para no respirar. El hambre es otro instinto biológico que no se maneja fácilmente mediante la voluntad”.

“Un gran número de hormonas controla tanto el hambre como la saciedad, y muchas de estas hormonas en particular pueden resultar alteradas por lo que comemos. Por eso las respuestas hormonales a los macronutrientes de  la dieta (carbohidratos, proteínas y grasas) pueden acelerar el hambre o reducirlo. En particular, es el exceso de carbohidratos el principal culpable en la generación de hambre, mientras que la proteína es el principal responsable en la generación de la saciedad”.

El consumo de carbohidratos desfavorables activa  una hormona, la insulina, produciendo un pico de azúcar en sangre; una parte será utilizada por el cerebro como combustible; el exceso se acumulará como grasa. Por eso se la llama hormona de almacenamiento. A las dos horas, ese combustible desciende bruscamente provocando hambre y sueño. Esa es la trampa de los hidratos de carbono.

Enseñarle a una persona, que padece obesidad,  cómo funciona su organismo es empoderarla (darle poder) para que pueda entender por qué le pasa lo que le pasa. A partir de allí, el médico o terapeuta asistirá al paciente para que, juntos,  encuentren el mejor camino que conduzca a esa persona, a bajar de peso.

Y como somos: cuerpo, emociones y lenguaje, será necesario no sólo revisar su alimentación sino el motivo que lo lleva a su compulsión por la comida y cómo toda su historia se recrea en su lenguaje. 

El respeto, la empatía  y la escucha comprometida, son valores fundamentales a tener en cuenta cuando estamos frente a un paciente.

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